domingo, 27 de mayo de 2012

Pepe Maestro nace en Cádiz (España) y tras licenciarse en Filología Hispánica, realiza diversos cursos que lo especializan en Literatura Infantil y Juvenil.
Como escritor ha publicado El Circo de Baltasar y Una pluma de cuervo blanco, ambos en la Colección Ala Delta de la Editorial Edelvives, Balbino y las sirenas, en la Colección Sopa de Libros de la Editorial Anaya y Alfonsina en Palabras del Candil. 
Su pasión por el teatro le hizo fundar la Compañía de Títeres Cataplof, representado obras en numerosas plazas, teatros y salas. Suyas también diferentes piezas teatrales para niños y jóvenes como Una de monstruos, Librosss, Casi Blancanieves, La Flor de Trébol y El único lobo.

Como docente ha impartido numerosos cursos, talleres y conferencias relacionadas con el fomento de la lectura, la oralidad y el valor de los cuentos. Así mismo es participante asiduo del Circuito Literario Andaluz, mostrando su obra en colegios y bibliotecas.
De su labor como rapsoda destacan La Historia de un Soldado con la Orquesta Manuel de Falla y bajo la dirección de Juan Luis Pérez.; sus colaboraciones con el trío de jazz Saguiba en los recitales musicalizados El Club de la Serpiente (concierto homenaje a Julio Cortázar),y El Muro de las Hetairas de Fernando Quiñones; Los Cincuenta poemas del amor furtivo de Bilhana con el guitarrista Nono García. 
Como narrador oral realiza su labor desde 1994, habiendo narrado en numerosos co legios, institutos, bibliotecas, teatros y salas, para diferentes entidades y organizaciones. Así mismo participa en eventos literarios como Muestras y Ferias del libro Infantil y Juvenil, Jornadas Literarias y Festivales de Narración Oral.
 .... Y como muestra, un botón .... 
Mi padre se levantaba muy temprano para trabajar y casi nunca lo veía por las mañanas. Un día interrumpió su trabajo para llevarme al colegio. A la alegría del niño de poder disfrutar de su compañía durante el trayecto, se unió la sorpresa de pasar de largo el colegio. Me llevó a la playa, y allí, varad a en la arena, yacía una ballena de más de veinte metros. Me acerqué impresionado para tocarla y mi mano se hundió en aquel cuerpo inmenso quedándose impregnada de su olor, del sonido del mar, de aquella imagen.







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